Síndromes y Trastornos de cuarentena.

El rumbo de esta epidemia, requiere una comprensión oportuna del estado de salud mental de la sociedad. Diversas investigaciones revelan una profunda y extensa gama de impactos psicosociales en niños, jóvenes y adultos.

Uno de los estudios realizados, evaluó las respuestas al estrés traumático en niños y padres en pandemia, encontrando que cumplen con los criterios para trastorno de estrés postraumático. Otros estudios demuestran que la pérdida económica genera cuadros importantes de angustia, identificándolo como un factor de riesgo para síntomas de trastornos psicológicos, enojo y ansiedad.

Según la Asociación Psiquiátrica Mexicana, entre 45 y 50% de las personas podrían desarrollar el síndrome de cuarentena, caracterizado por reacciones emocionales en respuesta al estado de aislamiento.

Por otra parte La OMS advirtió de las consecuencias para la salud mental que está generando el coronavirus, con un posible aumento de trastornos emocionales, entre los que destacan:

Síndrome de burnout: Alteración emocional resultado de un estrés crónico asociado al área laboral y que no ha sido canalizado con éxito.

Síndrome de la cabaña: Estado mental de miedo intenso a cambiar de entorno tras un periodo prolongado de encierro.

Hambre de piel: Fenómeno psicológico derivado de la falta de contacto humano que puede llegar a debilitar el sistema inmunológico.

Además, diferentes instituciones y organismos de salud pronostican que la incorporación a la nueva normalidad, tras el aislamiento, puede generar trastornos de adaptación o estrés. En el proceso de la contención de esta pandemia se debe tener especial consideración en el desarrollo de la capacidad de resiliencia en la población, por lo que es prioridad diseñar estrategias y modelos de intervención en salud mental que ayuden a disminuir el impacto psicosocial en el futuro.

Con el fin de poder contribuir a sobrellevar el impacto de esta cuarentena, te dejo algunas recomendaciones sencillas que te ayudarán a cuidar de tu salud mental:

Un día a la vez: Este es un momento perfecto para recordar la importancia de vivir el presente, evitando la pesada carga de vivir en el futuro o el pasado. Aprovecha y practica herramientas como la meditación, visualizaciones, mindfulness, yoga, taichí, entre otras que te ayuden a canalizar la ansiedad por el futuro y la tristeza o nostalgia por el pasado.

Comunícate: La situación de pandemia por covid19 nos exige cumplir con normas de bioseguridad y ciertas reglas de distanciamiento social, pero también debemos ser conscientes de que somos seres sociales, siendo necesario buscar y utilizar todas las alternativas disponibles para mantener la comunicación y la interacción con nuestras personas de confianza.

Muévete: Hacer ejercicio es una de las mejores herramientas para combatir los efectos de la cuarentena, bien sea en casa o al aire libre tomando en cuenta las medidas de bioseguridad. Recuerda incluir ejercicios de estiramiento y empezar por períodos cortos para luego incrementar el tiempo y la intensidad de los ejercicios. Camina, corre, haz funcionales, baila…

Libérate de la monotonía: Así como el exceso de responsabilidades agota, también lo hace la monotonía. Así que, promueve la búsqueda constante de actividades y situaciones motivantes para elevar tu energía, estado de ánimo y bienestar.

Identifica tu grupo de apoyo: Tener identificadas a las personas que pueden ayudarnos en aquellos momentos complejos, será vital para poder superar estas situaciones que afectan nuestras emociones y por ende nuestro sistema inmunológico.

Reconecta con tus hobbies: Aprovecha para rescatar aquellas actividades o hobbies que solías disfrutar y que pueden ayudarte a canalizar situaciones que te afectan y alteran tu estado de ánimo: Dibuja, pinta, canta, escribe poemas, cocina… conecta con las cosas que disfrutabas y que por falta de tiempo fuiste apartando.

Practica la ley del salvavidas: Cuídate tú, para que puedas cuidar de los tuyos. A veces olvidamos que merecemos descansar, tomar un tiempo, parar y equilibrarnos para poder continuar.

Establece horas de trabajo razonables: Ahora que nuestra idea de tiempo y espacio cambió, es necesario reorganizar nuestra rutina, definir horarios y cumplirlos en lo posible para evitar saturarnos y desarrollar el Síndrome de burnout (Quemado) lo que afectará la productividad y la motivación.

Herramientas adecuadas para el trabajo­: Por lógico que parezca, asignar espacios de trabajo que cuenten con buena iluminación, ventilación, una silla adecuada, la computadora necesaria, entre otros elementos, crean un ambiente confortable para evitar el estrés y la procrastinación.

Promueve el bienestar y el autocuidado: Comparte con familiares y amigos aquellas técnicas y herramientas que te han ayudado a superar situaciones y mantenerte a flote durante la pandemia… libros, música, videos, conferencias, etc.

MsC. Dayana Carrillo

Terapeuta Conductual

Fuente Consultada: https://www.infosol.com.mx/wordpress/trastornos-psicologicos-causados-por-la-cuarentena-que-afectan-la-productividad-en-el-trabajo/

Conductismo: El Coco

¿Intervención Conductual con amor?

Hace unos días, escribía de cómo la crianza es una cuestión de equilibrio y sentido común, por una sencilla razón: cada vez nos preocupa más a docentes, orientadores y médicos la cantidad de errores de concepto que se están generando, además de las terribles consecuencias.

Uno de estos grandes errores de concepto se teje en torno al temido “Conductismo. (El coco de las teorías de aprendizaje. ¿Las causas?: El desconocimiento de información actualizada, la negación a indagar e investigar, la facilidad de leer a esta o aquella persona que tiene tantos “k” de seguidores (Lo que automáticamente la hace una “Experta” en el área, así no haya estudiado ninguna carrera afín), entre otras de igual peso e importancia.

Tal y como suelo decir en los talleres y para la tranquilidad de los asistentes: El conductismo, como “todo” en el mundo a lo largo de la historia… EVOLUCIONÓ (Sí, así en Mayúsculas)… dando paso a un nuevo paradigma mucho más flexible, mucho más humano, mucho más adaptable, mucho más ligero y efectivo y la buena noticia: SÍ, ES POSIBLE APLICARLA CON RESPETO, EQUILIBRIO, LÓGICA Y MUCHO AMOR (en voz fuerte y clara también para que no quede duda).

¿Dónde estaría el problema entonces?, en el administrador de las técnicas o herramientas para poder abordar la conducta. (Padres, docentes, adultos significativos). ¿Por qué?, porque no se ha actualizado, porque administra la técnica desde el desconocimiento del nuevo paradigma, porque pierde la paciencia, porque no controla sus emociones, porque le imprime drama, porque cree que las técnicas son fórmulas mágicas, porque no adapta las herramientas al caso específico de su hijo, porque sigue “Consejos” (de expertos en las redes) y luego no sabe cómo controlar las conductas no operativas (e incrementadas) de su hijo por una mala práctica; pudiera continuar…

Otro dato que muy pocos mencionan: Intervenir la conducta de un niño pasa “necesariamente” por intervenir la conducta de los adultos a su alrededor. Pretender que esto no es una realidad es perder el tiempo y agravar la situación.

Msc. Dayana Carrillo

Terapeuta Conductual

Crianza positiva…

Amor, respeto y coherencia, tres pilares fundamentales en toda crianza

Mucho se habla de la Crianza Positiva, pero no siempre se habla de sus precursores y mucho menos de las teorías que la avalan. Como amante de los postulados teóricos que sustentan conceptos, dogmas y paradigmas me veo en la necesidad de tocar el tema de la crianza positiva, (sé que esto me puede generar muchas críticas, pero hay cosas que se deben decir), y de cómo muchas personas la interpretan, ya que con frecuencia escucho a madres y padres afirmar que ellos han adoptado el método de la crianza positiva, algo que me parece bien y lo apoyo, (cada quien es libre de asumir el estilo de crianza que mejor le parezca).

Hasta ahí, puedo decir: “Muy bien, que bueno, excelente, si te funciona: ¡perfecto!”, cuando pregunto el motivo de la consulta conductual, comienzan a enumerar la lista de conductas disruptivas o no operativas de su hijo y es cuando comienzo a entender que una cosa es decir que adoptas determinado estilo de crianza y otra muy diferente es saberlo aplicar en toda su dimensión; evitando confusiones, errores de concepto o sesgos de interpretación que desvirtúan cualquier teoría y atentan contra los pensamientos de cualquier precursor.

Algunos de estos padres que buscan ayuda, se encuentran (sin proponérselo) en una especie de presión social mal entendida porque “hay” que criar a los hijos según lo sostiene la crianza “tal o cuál” y jamás puedes dejar de hacer aquello que los defensores a ultranza del método afirman, (muchas veces, sin conocer la teoría y postulados). Para mí, el problema no es el estilo que se asume en la crianza, el problema está (la mayoría de las veces), en los adultos alrededor del niño y en los adultos en el entorno de los padres, es decir, se afecta al niño y se afectan los adultos que de alguna extraña forma se obligan a criar según una serie de creencias y errores de concepto asociados a un modelo en particular.

Sí, particularmente he sido testigo del inmenso estrés acumulado tras la crianza de los niños y de cómo se señala y etiqueta a esos adultos que deciden asumir la crianza de una forma más equilibrada, entiéndase: libre de tomar aspectos de cada estilo, que encuentre adecuado y beneficioso para su hijo.

Como todo método, estilo, corriente… la crianza positiva tiene unos precursores y una teoría bien sustentada. Ahora bien, el problema empieza cuando se asume este método sin conocerlo o sus postulados son interpretados de manera incorrecta, generando una serie de situaciones que afectan a niños y padres.

La crianza positiva se encuentra sustentada en las teorías de Alfred Adler y Rudolph Dreikurs, quienes promueven el concepto de “disciplina positiva”. El Dr. Adler en 1920 introdujo la idea de educar a los padres para la crianza de los hijos basado en el respeto mutuo. En sus investigaciones descubrió que los niños que no tenían límites o eran sobreprotegidos tenían problemas de comportamiento. Ambos teóricos se refirieron a este enfoque como crianza “democrática”. Por su parte en 1988, Jane Nelsen y Lynn Lott, adaptaron estos conocimientos a través de la serie de libros de Disciplina Positiva y empezaron a enseñar en clases experimentales, habilidades para padres y manejo en el salón de clase. Ambas, coinciden en que se debe establecer la conexión antes de la corrección desarrollando el sentido de pertenencia (Dreikurs) y preparando a los estudiantes para aceptar las correcciones, que sí se aplican (no como muchos afirman), desde la amabilidad y con firmeza. La disciplina positiva no se centra en los castigos sino en las soluciones, validando las emociones, escuchando a los estudiantes y brindándoles la oportunidad de participar en la resolución de conflictos. Evidentemente este es un proceso que requiere tiempo y sus resultados se ven a largo plazo.

La Disciplina Positiva está fundamentada en los siguientes conceptos básicos (Adler, Dreikurs, Lott y Nelsen):

  • Igualdad social: todos merecemos un buen trato. I
  • nterés social (sentido de comunidad).
  • El comportamiento de los niños tiene un propósito: ser importantes y tener un sentido de pertenencia y conexión. Detrás del comportamiento hay una creencia (de percepciones e interpretaciones). Un niño que emite conductas disruptivas, es un niño desmotivado, (y yo le agrego: Confundido).
  • Los niños que emiten conductas operativas, se sienten bien. Amabilidad y firmeza al mismo tiempo para aplicar correcciones. Respeto mutuo. (En toda circunstancia). No es punitiva (castigo), ni permisiva (Es decir, se establecen límites y normas).
  • Se basa en la solución de problemas y en la importancia de enseñar habilidades de vida a largo plazo (Brindar herramientas).

Comparto esta información con la intensión de aclarar algunos errores de concepto asociados al modelo, que como muchos es susceptible a ser mejorado o combinado con otro que nos ayude en la crianza de los niños.

Para mí, ningún modelo es 100% malo o bueno, todo va a depender de las expectativas de los padres, de cómo lo entiendan, lo asuman y lo apliquen.

Cuando me preguntan alguna sugerencia siempre digo:

1. No existen verdades absolutas, usa el pensamiento flexible.

2. Equilibrio al asumir modelos.

3. Cómo afirmo en mi taller: “Manual de supervivencia para el manejo de conductas”: Amor, respeto y coherencia, tres pilares fundamentales en toda crianza (independientemente del estilo que se desee asumir).

Msc. Dayana Carrillo

Terapeuta Conductual

La dura tarea de ejercer la crianza…

Hace poco estuve conversando un buen rato con @soymamaenapuros sobre varios temas relacionados con la compleja tarea de la crianza y aunque no soy madre, durante bastante tiempo he sido responsable de la educación de muchos niños desde la edad maternal, hasta preescolar y un poquito más… primero en aula, luego como Sub directora de una institución educativa en Caracas y ahora como terapeuta conductual… experiencia que me ha enseñado mucho de niños, padres y en especial de esta: hermosa pero dura y compleja tarea de criar.

Le decía a esta bella mamá emprendedora, que me llamaba mucho la atención esta “modalidad” que se ha generado en torno a muchas madres, (no podemos generalizar), que pareciera exigirles ser perfectas, como especies de robots, que no sufren, no tienen emociones, lo aguantan todo y de paso deben apegarse al concepto de “Crianza positiva”, (por demás interesante y del que me animaré a escribir luego) y que si por casualidad se les ocurre desviarse tan sólo un poco, son crucificadas por las más estrictas defensoras del “estilo de crianza” sin piedad alguna… generándose entonces una especie de competencia de mamás por coronarse la mejor…

¡Chicas!… si me permiten con el respeto que siento por las madres… desde el mismo momento en que se enteraron que lo serían, (planificado o no)… ya son ganadoras… ¡todas!… cada una con sus errores y aciertos, con sus experiencias y ganas de hacerlo bien, con sus emociones a flor de piel (porque las tienen… y muchas… y no deben avergonzarse por un día no ser la supermamá que el entorno exige)… todas son guerreras, hermosas, importantes y en especial muy valientes… por favor sean más amables entre ustedes, más bondadosas con la compañera (especie de cómplice y colega) que tienes al lado, anímense, dense apoyo y motivación… porque todas, con el estilo de crianza que hayan decidido adoptar, hacen lo mejor que pueden con la información que tienen…

Mi más sincera admiración para todas…

Msc. Dayana Carrillo Terapeuta Conductual

Lo que piden a gritos…

No es cuestión de ser estrictos o rígidos, no se trata de ser severos… se trata de ser claros y consistentes con lo que decimos y hacemos

Me topé con esta frase y me gustó tanto que me permito compartirla con ustedes, desconozco el autor pero me parece muy acertada: “Lo que esta generación de niños y adolescentes está pidiendo a gritos, son padres que pongan límites claros y consecuencias naturales, que sean ejemplos a seguir, que regalen afecto en vez de comprarlo, que estén pendientes y más presentes. Necesitan padres, no más amigos”.

En varias oportunidades he hecho mención a la importancia de establecer límites y consecuencias claras en la crianza y educación de niños y jóvenes, de cómo con sus conductas nos piden coherencia para hacerles entender que existen esos límites y que además necesitan saber de manera concreta qué se espera de ellos y qué pasará si trasgreden esos límites.

No es cuestión de ser estrictos o rígidos, no se trata de ser severos… se trata de ser claros y consistentes con lo que decimos y hacemos, en especial si niños y jóvenes están involucrados. Evita confundirlos, evita transmitirles tu ansiedad y por sobre todas las cosas, evita que tus emociones se impongan y terminen ocasionando que desesperes perdiendo la coherencia.

Tampoco pienses que dejas de ser más o menos amigo de tus hijos por establecer normas claras y ejecutar consecuencias si es necesario, todo lo contrario, ¡lo necesitan! y tú también para ayudarte a mantener tu estabilidad emocional. Existe un gran aliado del que escribiré luego: El binomio autoridad – afecto, que bien ejecutado, no falla.

Las normas y límites les permiten entender a niños y jóvenes como funcionamos socialmente y qué se espera de nosotros al relacionarnos con los demás. Les permiten ir desarrollándose seguros, estables emocionalmente, responsables de sus acciones y emitiendo conductas operativas y socialmente aceptadas.

Msc. Dayana Carrillo

Terapeuta conductual.

¿Por qué los niños muerden y qué podemos hacer?

El significado de los mordiscos varía dependiendo de la fase en la que se encuentre el niño

Los niños muerden por muchas razones, siendo una conducta propia de la primera infancia y que está presente en el desarrollo del niño.

Los bebés utilizan su boca para explorar, aprender de su entorno y relacionarse. Desconocen la noción de empatía y dolor ajeno, además actúan por impulsos: muerden porque están alegres, porque quieren conocer los objetos o necesitan aliviar el dolor de sus encías.

En los niños de 1 a 3 años esta conducta tiene una manifestación diferente. Por lo general a esta edad ya han iniciado el maternal ampliando la relación con el entorno, sin embargo aún no adquirido el lenguaje necesario, ni las habilidades sociales suficientes para comunicarse, resolver conflictos y hacerse entender. La conducta de morder es una de las formas más rápidas de conseguir un juguete, defenderse o llamar la atención. El mordisco a esta edad es la respuesta ante una situación – estimulo que genera estrés o frustración: entorno desconocido, ausencia del padre o madre, hambre, nacimiento de un hermano o sentirse amenazado.

En la edad preescolar los mordiscos tienen a desaparecer, aunque existen casos que se dan por modelamiento (imitación) o como un recurso para controlar una situación, defenderse, llamar la atención o por una gran frustración o enfado. Cuando estamos ante un caso de mordiscos persistentes entre los 3 y los 5 años, probablemente sea el reflejo de problemas emocionales o conductuales, ya que a esta edad el niño posee las habilidades suficientes para poder expresar sus emociones y necesidades.

Para intervenir la conducta de morder a la vez que deseamos mantener una interacción positiva con el niño, es importante entender las posibles causas y actuar en consecuencia, por lo que es necesario:

1.- Observar y determinar antecedentes y consecuentes de la conducta. Analice todo el contexto de la situación, horario, personas, lugares, alteraciones de la rutina, entre otras posibles causas.

2.- Una vez determinado el origen del mordisco, adapte el entorno y permanezca atento. (Si las causas están bien definidas es posible anticipar la conducta, evitándola).

3.- En caso de presentarse el mordisco, intervenga (con calma), sin reaccionar de manera exagerada. Converse con el niño que mordió de manera clara y concreta, haciéndole entender que le causó daño al otro niño. Propicie en ambos niños la comprensión de lo sucedido, de manera breve y con un discurso acorde a su edad. De ser “posible” estimule el acercamiento entre ambos niños, pero no los obligue si no lo desean.

4.- Atienda al niño que recibió el mordisco. De ser necesario brinde los primeros auxilios y reconfórtelo. En caso de heridas profundas, lave la zona con agua y jabón, aplique una compresa de hielo (cubrir con paño) para evitar la inflamación.

5.- Si la situación ocurrió en el preescolar, informe a los padres de ambos niños, describa la situación e informe que se activará el plan de intervención conductual definido en su protocolo de acción. Explique en qué consiste y cómo se aplica, propiciando la participación de los representantes de ambos niños. Esto generará confianza y seguridad en los padres.

6.- Actúe de manera inmediata. Recordemos que basta un segundo para instaurar una conducta pero muchas horas de acción para disminuirla y eliminarla.

7.- Prevenga los mordiscos prestando atención a una posible situación – estimulo.

8.- Una vez que inicie el plan de intervención conductual, no olvide reforzar la conducta deseada. Tendrá más éxito y la conducta disminuirá en menor tiempo.

Msc. Dayana Carrillo

Terapeuta Conductual

Phubbing, ¿Sabes qué es y cómo afecta a tu hijo?

Los adultos son el “modelo” y una de las vías más rápidas de aprendizaje para un niño

El término no se encuentra definido en la real academia española, por lo que no es un término real del idioma español. Tuvo su aparición en el año 2007, al mismo tiempo que los teléfonos inteligentes.

El “Phubbing” puede definirse como el acto de un individuo o persona a ignorar su entorno por concentrarse en la tecnología móvil, ya sea un teléfono inteligente, tableta, PC portátil, u otro dispositivo.

El término se originó en Australia, etimológicamente producto de la unión de las palabras phone (teléfono) y snubbing (desprecia). Parece un acto inofensivo, pero recientes investigaciones revelan que puede estar afectando las relaciones interpersonales y la rutina familiar.

De igual forma, se ha demostrado que afecta la salud mental, pues las personas se sienten ignoradas y rechazadas afectando su autoestima y propiciando la depresión.

Ahora bien, ¿Cómo afecta a los niños?… en términos generales, de las misma forma que al adulto:

Se sienten rechazados, afecta su autoestima, se sienten inseguros al no tener la atención del adulto cuando la requieren, experimentan la misma sensación de abandono (Los más pequeños: 1 a 3 años) que cuando los dejas por primera vez en un lugar desconocido (de forma sostenida, cada vez que lo ignoras para revisar el teléfono), sienten que lo que tienen que compartir no es importante, entre otras sensaciones que pudieran estar experimentando y que afectan su desarrollo.

Los adultos son el “modelo” y una de las vías más rápidas de aprendizaje para un niño. Cuando hacen “Phubbing”, te están “modelando”, es decir, están aprendiendo. Si en algún momento te sientes “ignorado” por tu hijo, pregúntate con qué frecuencia lo expones al “Phubbing”.

Msc. Dayana Carrillo

Terapeuta Conductual.

Beneficios de ponerte a la altura del niño.

Como mucho se ha dicho, la comunicación es un factor fundamental en la crianza del niño… cuando converses con él, es importante que recuerdes bajar hasta su nivel, establecer contacto visual y usar un discurso breve, acorde a su edad.

A medida que hagas de esta práctica una rutina afianzaras la relación con tu hijo y ambos podrán disfrutar de beneficios sencillos pero significativos:

1. Promueves su autoestima y seguridad.

2. Propicias una comunicación asertiva y afectiva.

3. Le brindas confianza para poder expresar con libertad sus sentimientos y emociones.

4. Le haces saber que lo que dice te interesa y que estás ahí para apoyarlo.

5. Favoreces el desarrollo de su inteligencia emocional y su autoestima.

6. Le brindas la oportunidad para desarrollar la comunicación no verbal y la empatía.

7. Le enseñas a comunicarse con calma y serenidad.

8. Lo ayudas a concentrarse en la conversación.

9. Le demuestras la importancia de establecer contacto visual con su interlocutor.

10. Desarrollas en el niño no sólo el valor del respeto sino de tolerancia, empatía, solidaridad.

11. Le enseñas a reflexionar, argumentar y negociar.

Msc. Dayana Carrillo

Terapeuta Conductual.

Comunicación entre padres e hijos…

Escuchar y hablar es la clave para una relación operativa y saludable entre tus hijos y tú

El acto de la comunicación es la vía para establecer contacto con las personas, para intercambiar información, expresarnos, para transmitir nuestros sentimientos y emociones, transmitir algún pensamiento, idea o experiencia a otras personas y para establecer verdaderos vínculos de afecto y empatía.

La comunicación en una familia, cumple un papel preponderante en el desarrollo del ser humano y por ende de nuestras sociedades. Es la herramienta que nos permite crecer como individuos autónomos, seguros y coherentes siempre que en la familia se propicien y fortalezcan vínculos de afecto, compañerismo, sinceridad, respeto mutuo y valores que sustenten relaciones positivas.
Les comparto estas recomendaciones para mejorar la comunicación en la familia y desarrollar la confianza entre padres e hijos:

– Observa los momentos en los que tus hijos están más dispuestos a conversar.
– Reserva tiempo para hacer actividades a solas con cada uno de tus hijos y evita interrumpir esta actividad.
– Cuando tus hijos hablan acerca de sus preocupaciones, interrumpe lo que estás haciendo y préstales mayor atención, tratando de observar posibles signos de alerta en su comunicación corporal.

– Escucha su punto de vista aunque te resulte difícil, permitiéndole expresar su opinión antes de responder.

– Repite lo que le escuchaste decir, para asegurarte de haber entendido.

– Suaviza las reacciones fuertes; los niños dejarán de comunicarse si te muestras molesto o a la defensiva.

– Evita menospreciar su opinión, hazles saber que está bien no estar de acuerdo y busca los posibles puntos de coincidencia.

– No caigas en discusiones interminables. En su lugar, puedes expresar: “Sé que no estás de acuerdo conmigo, pero opino que…”.

– Concéntrate en los sentimientos de tus hijos en lugar de los tuyos durante la conversación.

– Pregúntale a tus hijos lo que ellos necesitan de ti durante una conversación: consejos, escucharlos, ayudarlos a enfrentar sentimientos o a resolver un problema.

– Los niños aprenden por imitación. Modela sus conductas para que sigan tu ejemplo al enfrentar un conflicto, resolver problemas o enfrentarse a sentimientos difíciles.

– Habla con tus hijos, no los juzgues, critiques o amenaces y mucho menos digas cosas que puedan lastimarlos.

Los niños aprenden al tomar sus propias decisiones. Evita intervenir, a menos que las consecuencias sean peligrosas.

– Al dar una información, busca que siempre sea de una forma positiva.

– Cumple lo que dices o prometes.

– Desarrolla la empatía con tus hijos, haz el ejercicio de ponerte en su lugar.

– Sé coherente, da mensajes consistentes y no contradictorios.

– Escucha siempre con atención e interés.

– Crea un clima emocional que facilite la comunicación.

– Si es necesario consulta tu opinión con los demás miembros de la familia.

– Expresa y comparte sentimientos.

– Se claro y concreto a la hora de pedir algo.

Escuchar y hablar es la clave para una relación operativa y saludable entre tus hijos y tú. Sin embargo, en ocasiones no representa una tarea sencilla, por lo que debes enfrentar esta situación como una meta a alcanzar. En caso de que los problemas de comunicación familiar persistan, considera consultar con un especialista.

Msc. Dayana Carrillo

Terapeuta Conductual.

¿… y la rutina?…

El mantenimiento de las rutinas del niño, así como la estructura del hogar son responsabilidad directa de los padres, representantes y adultos significativos

Para muchos la palabra rutina representa un aspecto monótono y aburrido de la vida, sin embargo, en la vida de un niño la rutina es ese factor fundamental que forma parte de la “estructura” que debemos ofrecerle para propiciar el desarrollo de buenos hábitos, es decir, conductas que se repiten en el tiempo de modo sistemático, orientadas a alcanzar objetivos para mejorar, en principio, el desempeño social y académico y posteriormente el alcance de logros y metas.

Pero… ¿qué sucede cuando no podemos cumplir con las “rutinas” del niño, por factores ajenos a nuestra voluntad?… Bien sea por eventos naturales de magnitud, conmoción social o situaciones de salud o familiares; la rutina del niño debe cumplirse en lo posible lo más apegada a la realidad. Aquí compartimos sugerencias sencillas que puedes poner en práctica:

1.- Conversa con el niño de manera concreta y con un discurso acorde a la edad sobre lo que está sucediendo, en especial, el motivo que le impide ir a clases o cumplir con sus actividades extracurriculares. Es importante hacerle saber que no está de vacaciones y que el “alto” en sus actividades es por un período y situación determinada. Responde a sus preguntas con claridad, recordando adaptar el discurso a la etapa evolutiva del niño y evitar dar respuestas que van más allá de lo que el niño desea saber.

2.- Infórmale que aunque permanezcan en casa debe cumplir con sus tareas. (Enviadas por el docente o aquellas que puedas implementar como refuerzo de las áreas que presentan objetivos en proceso).

3.- Define junto al niño un horario de actividades específicas para la mañana y para la tarde. Escríbelo en un cartel y colócalo en un lugar visible a la altura del niño. Puedes establecer las tareas de tipo académico en el horario de la mañana (lo más apegado a la realidad) y las actividades creativas y/o de recreación para la tarde, respetando los horarios reales de las comidas, hábitos de higiene y descanso.

4.- Los horarios establecidos para despertar y dormir pueden “flexibilizarse” tomando en cuenta siempre que deben estar lo más cercanos a la realidad, para evitar conductas de oposición o negación al momento de retomar la rutina habitual.

5.- En lo posible coordina con el Colegio y la docente posibles tareas. En caso de no poder hacerlo implementa un plan propio de tareas en función de los objetivos establecidos para el lapso, evitando que se atrase.

6.- Repite el paso n.1 cuando sea necesario y mantenlo motivado. Si es posible crea grupos de apoyo con aquellos representantes y compañeros de clase que vivan cerca.

El mantenimiento de las rutinas del niño, así como la estructura del hogar son responsabilidad directa de los padres, representantes y adultos significativos que colaboran con el proceso de crianza.

Msc. Dayana Carrillo

Terapeuta Conductual.