¿… y la rutina?…

El mantenimiento de las rutinas del niño, así como la estructura del hogar son responsabilidad directa de los padres, representantes y adultos significativos

Para muchos la palabra rutina representa un aspecto monótono y aburrido de la vida, sin embargo, en la vida de un niño la rutina es ese factor fundamental que forma parte de la “estructura” que debemos ofrecerle para propiciar el desarrollo de buenos hábitos, es decir, conductas que se repiten en el tiempo de modo sistemático, orientadas a alcanzar objetivos para mejorar, en principio, el desempeño social y académico y posteriormente el alcance de logros y metas.

Pero… ¿qué sucede cuando no podemos cumplir con las “rutinas” del niño, por factores ajenos a nuestra voluntad?… Bien sea por eventos naturales de magnitud, conmoción social o situaciones de salud o familiares; la rutina del niño debe cumplirse en lo posible lo más apegada a la realidad. Aquí compartimos sugerencias sencillas que puedes poner en práctica:

1.- Conversa con el niño de manera concreta y con un discurso acorde a la edad sobre lo que está sucediendo, en especial, el motivo que le impide ir a clases o cumplir con sus actividades extracurriculares. Es importante hacerle saber que no está de vacaciones y que el “alto” en sus actividades es por un período y situación determinada. Responde a sus preguntas con claridad, recordando adaptar el discurso a la etapa evolutiva del niño y evitar dar respuestas que van más allá de lo que el niño desea saber.

2.- Infórmale que aunque permanezcan en casa debe cumplir con sus tareas. (Enviadas por el docente o aquellas que puedas implementar como refuerzo de las áreas que presentan objetivos en proceso).

3.- Define junto al niño un horario de actividades específicas para la mañana y para la tarde. Escríbelo en un cartel y colócalo en un lugar visible a la altura del niño. Puedes establecer las tareas de tipo académico en el horario de la mañana (lo más apegado a la realidad) y las actividades creativas y/o de recreación para la tarde, respetando los horarios reales de las comidas, hábitos de higiene y descanso.

4.- Los horarios establecidos para despertar y dormir pueden “flexibilizarse” tomando en cuenta siempre que deben estar lo más cercanos a la realidad, para evitar conductas de oposición o negación al momento de retomar la rutina habitual.

5.- En lo posible coordina con el Colegio y la docente posibles tareas. En caso de no poder hacerlo implementa un plan propio de tareas en función de los objetivos establecidos para el lapso, evitando que se atrase.

6.- Repite el paso n.1 cuando sea necesario y mantenlo motivado. Si es posible crea grupos de apoyo con aquellos representantes y compañeros de clase que vivan cerca.

El mantenimiento de las rutinas del niño, así como la estructura del hogar son responsabilidad directa de los padres, representantes y adultos significativos que colaboran con el proceso de crianza.

Msc. Dayana Carrillo

Terapeuta Conductual.